En muchas columnas anteriores he insistido en una idea: aunque la creencia generalizada es que los conflictos psicológicos tienen su orígen en acontecimientos más o menos traumáticos del pasado, lo cierto es que las situaciones que se viven en el presente y, curiosamente, la perspectiva del futuro, suelen ocasionar muchísimos problemas psicológicos a las personas.
Podría pensarse que no es posible que algo que todavía no ha pasado no puede hacernos sufrir. Y quizá eso sea cierto en la física, no lo sé, pero desde luego es falso cuando hablamos de psicología.
Durante el confinamiento lo hemos visto con una nitidez meridiana: uno de los factores que más problemas ha causado ha sido, precisamente, la incertidumbre respecto al futuro que nos esperaba tras el confinamiento. ¿Cómo es posible?
Los seres humanos podemos representarnos psicológicamente distintos escenarios futuros. Gracias a ellos podemos hacer planificaciones. Cuando los escenarios son positivos, nos motivamos y cuando son negativos nos preocupamos, nos angustiamos. En el caso de la pandemia, las incertidumbres nos abrían un mundo de posibilidades muy variadas pero ninguna podía tener un grado de probabilidad suficiente para tranquilizarnos. Las amenazas posibles competían con las esperanzas en una batalla mental agotadora y muy estresante. Para aquellas personas que se encontraban en situaciones más vulnerables, la experiencia ha sido realmente dura: insomnio, angustia, desorientación espacio-temporal, etc. han sido síntomas muy habituales.
Por no hablar de la tragedia ante la perdida de seres queridos (sin poder acompañarlos, ni despedirlos).
Creo que, tras esta experiencia social compartida, poca gente dudará de la importancia que tiene la representación del futuro en nuestro estado psicológico. Por este motivo, cuando surgen conflictos importantes e incluso trastornos psicológicos, es necesario repasar no solo la trayectoria pasada para ver cómo hemos llegado hasta aquí, sino también la situación actual y la representación que hacemos de nuestro futuro. Sin el análisis de esos tres tiempos solo tendremos una visión parcial e incompleta.
Recuerde esto siempre: lo que imaginamos del futuro, puede hacernos tanto daño como lo que realmente sucede o ha sucedido.