Durante la celebración de las olimpiadas de Tokio fue noticia mundial el problema psicológico de Simon Biles que le impidió competir en algunas pruebas. A raíz de esa noticia se sucedieron testimonios de deportistas de élite de todo el mundo y de todas las disciplinas que hablaban de problemas similares sufridos por ellos mismos. Pocas fechas antes de eso, una propuesta de Más Madrid en el parlamento, pedía que se mejoraran los servicios de atención psicológica a través de la Seguridad Social.
La combinación de estas dos noticias y su repercusión mediática han ayudado a que la población en general contemple con menos «estigma» la labor de los profesionales de la psicología.
La idea de que ir al psicólogo en busca de ayuda es para personas débiles es una estupidez mayúscula que estaba muy extendida. Mientras ir al médico para buscar ayuda en un tema físico era percibido con total normalidad y se consideraba, además, muy recomendable, acudir al psicólogo en busca de ayuda en ese terreno de la salud era visto como algo vergonzante casi como si fuera cosa de personas débiles.
Por suerte, en estos tiempos tan duros desde el punto de vista psicológico lo sucedido con los atletas en Tokio, los testimonios de tantos deportistas del mundo y el poner sobre la mesa política la salud psicológica como una prioridad nacional, ha ayudado a que la población normalice a los profesionales de la psicología.
A los profesionales de la psicología nos resulta muy doloroso ver que mucha gente prefiere «autotratarse» o, peor aún, recurrir a «consejos de vecina» cuando sufre su estructura psicológica. Es algo que esas mismas personas no harían si se tratara de un problema físico.
Por otro lado, la proliferación de «terapeutas de cursillo» que ofrecen servicios profesionales sin haber cursado los estudios correspondientes y basándose en una formación de unas horas en un cursillo impartido por otro «terapeuta de cursillo» igual de ignorante, resulta alarmante.
El cuidado de la salud es fundamental en nuestras vidas. Negarse a buscar la ayuda de profesionales bien cualificados (colegiados en el colegio de médicos o en el de psicólogos, según sea el caso) es contraproducente, cuando algo no va bien. La vida es suficientemente dura como para que además la compliquemos con estas cosas. Si su cuerpo tiene un problema…al médico! Si su problema es de naturaleza psicológica… al psicólogo!. No lo dude. Y procure no acudir a curanderos y atrevidos intrusos sin cualificación adecuada.